Entre las técnicas de pintura al agua que existieron a partir del Antiguo Egipto bajo la denominación de temple, encontramos la gouache, la aguada y la acuarela. Esta última requiere gestos particulares y un método artístico muy específico.
La elección del papel es esencial, porque determina cómo se va a difundir el color, su rapidez de absorción y la textura final de la obra.